Medellín, Colombia. Edición No 31 — Octubre año 2002

“Matrimonios”

Es una GRAN MENTIRA creer que los valores deben cambiar de acuerdo con los "avances" sociales y científicos de la época. Es una gran mentira creer que porque estamos en la época de las telecomunicaciones, la clonación o los viajes espaciales, entonces es válido abortar, ser infiel al cónyuge, acostarse con alguien sin estar casado o "aprobar" el "matrimonio" entre homosexuales.

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“Matrimonios”

Es una GRAN MENTIRA creer que los valores deben cambiar de acuerdo con los "avances" sociales y científicos de la época. Es una gran mentira creer que porque estamos en la época de las telecomunicaciones, la clonación o los viajes espaciales, entonces es válido abortar, ser infiel al cónyuge, acostarse con alguien sin estar casado o "aprobar" el "matrimonio" entre homosexuales.

¿A quién se le ocurrió pensar que porque un número elevado de personas tienen cierto comportamiento, entonces hay que modificar la ley para aprobar esa manera de actuar? (entonces que la ley proteja al homicida y al secuestrador porque en nuestro país hay un número elevadísimo de personas dedicadas a eso). Algunos dirán que no es lo mismo. Pues a los ojos de Dios, que es el que finalmente juzga los corazones, sí es lo mismo, y todos esos comportamientos tienen la misma validez de pecado. Para Él es tan pecador un homicida como un adúltero, un secuestrador, un homosexual, alguien que practica un aborto o un ladrón, simplemente, porque lo están desobedeciendo.

La ley se hace para cuidar el comportamiento del ser humano de tal manera que no se autodestruya. No es el comportamiento de la masa el que va moldeando la ley a sus "necesidades" o desenfrenos. El hecho de que 8 millones, 20 millones o 100 millones de personas practiquen un comportamiento equis, no quiere decir entonces que la ley debe cobijarlo como lícito. Y sólo es un sofisma de distracción, no una razón, argumentar que se hace por "protección social", por "salud", etc.

En todas las épocas del desarrollo del ser humano, Dios ha sido soberano, a pesar de los intentos de muchas personas por sentarse en el trono de Dios y legislar al revés de como Él legisló.

Dios no negocia su exquisito cuidado por la raza humana. Los valores éticos que dejó por escrito son inmodificables y conducen a salvaguardar la integridad espiritual, emocional y física del ser humano, por eso están por encima del tiempo, de las culturas y de los avances sociales o científicos. A pesar del número de personas que acepten o practiquen ciertos comportamientos, los valores éticos establecidos por Dios, NO cambian, NO son negociables.

Podrán los hombres escribir leyes para "aprobar" ciertos comportamientos humanos, pero eso no quiere decir que Dios haya cambiado su opinión al respecto. Es absolutamente claro que aunque las leyes humanas aprueben ciertos comportamientos, Dios no los aprueba. Puede que la ley humana los apruebe, pero a los ojos de Dios eso nunca será bueno, porque Dios no cambia.

Aunque algunos se sientan amparados por esas "leyes", en el fondo siempre sabrán que su problema, su soledad, su vacío y su permanente sentimiento de culpa, no lo soluciona una pobre ley que sólo apunta a lo externo, pero que nunca mira la verdadera problemática del corazón.

Finalmente, no se puede desconocer que ese código de ética Divino conlleva sus obvias consecuencias para quienes lo burlan y que opera independientemente de las leyes que los hombres, los congresos o los estados "aprueben".

 

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