Medellín, Colombia. Edición No 31 — Octubre año 2002

“Matrimonios”

Es una GRAN MENTIRA creer que los valores deben cambiar de acuerdo con los "avances" sociales y científicos de la época. Es una gran mentira creer que porque estamos en la época de las telecomunicaciones, la clonación o los viajes espaciales, entonces es válido abortar, ser infiel al cónyuge, acostarse con alguien sin estar casado o "aprobar" el "matrimonio" entre homosexuales.

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El Diseñador de
las bacterias

Imagine que alguien le invitó a pescar. Salen en un bote con motor fuera de borda a pescar mar adentro. Una hélice transmite la energía del motor al agua y hace que el bote avance entre las olas.

Luego, cuando saca un pez del agua éste no viene solo. Pegadas a él, imperceptibles, vienen cientos de bacterias. Las bacterias usan pequeños motores fuera de borda para moverse alrededor del pez. Sus hélices son pequeñas estructuras en forma de látigo llamadas flagelos.

El flagelo se une a la superficie de la célula con un gancho. El motor está localizado en la base del flagelo, compuesto de varias estructuras en forma de anillo. La energía que hace funcionar el motor la suple el flujo de ácido a través de la membrana bacterial. Para funcionar completamente, el flagelo requiere más de 40 proteínas diferentes.

El flagelo bacteriano constituye un ejemplo de lo que en bioquímica se describe como un sistema de complejidad irreducible: una estructura tan compleja que para funcionar, todas sus partes deben estar presentes de manera coordinada. Desde el principio.

Estos sistemas irreduciblemente complejos no podrían haber surgido por un proceso de evolución gradual, por pasos. Según la teoría evolucionista, cualquier componente que no ofrezca una ventaja a un organismo, eso es, que no funcione, se perderá o será descartado. Un flagelo evolucionando lentamente, por partes, no funcionaría. La complejidad del flagelo bacteriano y su perfecta coordinación son testimonio de la obra de un gran ingeniero que diseñó todos los seres vivos, Dios.

Dios diseñó a los humanos para vivir en comunión con Él. Pero nuestro pecado nos ha separado del Creador. Sin embargo, Dios también diseñó un plan para salvarnos y restaurar la comunión entre él y los hombres, a través de Jesucristo. "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación." (Romanos 10:8-10)

Diego Pineda M.
planetajoven@epm.net.co
www.planetajoven.com.co
Medellín, Colombia


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